R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. (T.P. Aleluya.)
El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce
para reparar mis fuerzas.
Por ser un Dios fiel a sus promesas,
me guía por el sendero recto. R.
Así, aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad. R.
Tú mismo me preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume
y llenas mi copa hasta los bordes. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán
todos los días de mi vida;
y viviré en la casa del Señor
por años sin término. R.
R. La tierra llena está de bondades. (T.P. Aleluya.)
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor;
dichoso el pueblo que él eligió por suyo.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen
y en su bondad confían. R.
En el Señor está nuestra esperanza,
pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo;
en el Señor el corazón se alegra
y en él hemos confiado. R.
Muéstrate bondadoso con nosotros,
Señor, como esperamos. R.
R. Bendigamos al Señor a todas horas. (T.P. Aleluya.)
R. Haz la prueba y verás que bueno es el Señor. (T.P. Aleluya.)
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor;
que se alegre su pueblo al escucharlo. R.
Proclamemos qué grande es el Señor
y alabemos su nombre.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todos mis temores. R.
Vuélvanse a él y quedarán radiantes,
jamás se sentirán decepcionados.
El Señor siempre escucha al afligido,
de su tribulación lo pone a salvo. R.
A quien teme el Señor,
el ángel del Señor lo salva y cuida.
¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor;
dichoso quien en él confía. R.
Que amen al Señor todos sus fieles,
pues nada faltará a quienes lo aman.
El rico empobrece y pasa hambre;
a quien busca al Señor nada le falta. R.
R. ¡Ya llega el esposo! ¡Salgan a recibir a Cristo, el Señor! (T.P. Aleluya.)
Escúchame, hija mía, y presta oído,
olvida tu nación y tu familia:
prendado está el rey de tu hermosura,
ante él, que es tu Señor, la frente inclina. R.
Revestida de oro y de brocados,
majestuosa penetra la princesa;
la llevan ante el rey
y un grupo de doncellas va tras ella. R.
En gozoso cortejo
del palacio del rey cruzan las puertas.
A cambio de tus padres tendrás hijos
que príncipes harás sobre la tierra. R.
R. El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. (T.P. Aleluya.)
Alabemos a Dios todos los hombres,
sirvamos al Señor con alegría
y con júbilo entremos en su templo. R.
Reconozcamos que el Señor es Dios,
que él fue quien nos hizo y somos suyos,
que somos su pueblo y su rebaño. R.
Entremos por sus puertas dando gracias,
crucemos por sus atrios entre himnos,
alabando al Señor y bendiciéndolo. R.
Porque el Señor es bueno bendigámoslo,
porque es eterna su misericordia
y su fidelidad nunca acaba. R.
R. El Señor es compasivo y misericordioso. (T.P. Aleluya.)
R. La misericordia del Señor dura por siempre. (T.P. Aleluya.)
Bendice al Señor, alma mía,
y todo lo que soy, su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no eches al olvido sus favores. R.
El Señor es clemente y bondadoso,
lento al enojo, pronto a la indulgencia;
como un padre amoroso con su hijo,
así es tierno el Señor con quien lo quiere. R.
El amor del Señor
por siempre permanence,
y su justicia llega hasta los hijos
y la generación siguiente
de los hombres que cumplen con su alianza
y sus leyes recitan y obedecen. R.
R. Dichosos los que aman de corazón los mandamientos del Señor.
(T.P. Aleluya.)
R. Aleluya.
Dichosos los que temen al Señor
y aman de corazón sus mandamientos;
poderosos serán sus descendientes,
Dios bendice a los hijos de los buenos. R.
Fortuna y bienestar habrá en su casa,
siempre actuarán conforme a la justicia.
Quien es justo, clemente y compasivo,
como una luz en las tinieblas brilla. R.
Quienes, compadecidos, prestan
y llevan sus negocios rectamente,
jamás se desviarán,
vivirá su recuerdo para siempre. R.
No temerán malas noticias,
puesto que en el Señor viven confiados.
Firme está y sin temor su corazón,
pues vencidos verán a sus contrarios. R.
Al pobre dan limosna,
obran siempre conforme a la justicia;
su frente se alzará llena de gloria. R.
R. Dichoso el que pone su confianza en el Señor. (T.P. Aleluya.)
R. El Señor bendecirá al hombre que lo teme y lo respeta. (T.P. Aleluya.)
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos:
comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor:
“Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos”. R.
R. El Señor es bueno con todos. (T.P. Aleluya.)
El Señor es clemente y bondadoso,
lento al enojo y lleno de ternura;
bueno es el Señor para con todos,
cariñoso con todas sus creaturas. R.
Que te alaben, Señor, todas tus obras,
y que todos tus fieles te bendigan.
Todos vuelven sus ojos hacia ti
y les das, a su tiempo, la comida. R.
Siempre es justo el Señor en sus designios
y están llenas de amor todas sus obras.
No está lejos de aquellos que lo buscan,
muy cerca está el Señor de quien lo invoca. R.
R. Que todos alaben al Señor. (T.P. Aleluya.)
R. Aleluya.
Alaben al Señor en las alturas,
alábenlo en el cielo;
que alaben al Señor todos sus ángeles,
celestiales ejércitos. R.
Que alaben al Señor el sol, la luna
y todos los luceros.
Que lo alabe la bóveda celeste
y las aguas que cuelgan de los cielos. R.
Montes y sierras todas,
plantas de ornato y árboles frutales,
animales domésticos y fieras,
reptiles y volátiles. R.
Reyes y pueblos todos de la tierra,
gobernantes y jueces de este mundo;
jóvenes y doncellas,
niños y ancianos juntos,
el nombre del Señor alaben todos. R.
Su gloria sobrepasa cielo y tierra
y ha hecho fuerte a su pueblo. R.